El valor de la Terapia Gestalt en el mundo actual
La Terapia Gestalt ofrece una alternativa transformadora en una sociedad
dominada por la prisa y la eficiencia, promoviendo la reconexión con el presente, las
emociones y la autenticidad.
Sara Campuzano
Gestalt, Trabajo Social, Mediación Familiar, Género y diversidad...
En una sociedad cada vez más polarizada, tendente al individualismo y orientada a la productividad, la Terapia Gestalt es revolucionaria. La Gestalt, nos propone una forma más amable de estar en la vida, en contraposición al modelo social actual, priorizando el bienestar emocional y la autenticidad, por encima de la eficiencia o el logro, permitiéndonos de esta manera, cuestionar el "hacer" por encima del "ser".
La Terapia Gestalt, nos ofrece claves para contrarrestar los males, producto de nuestra sociedad, tales como el estrés, la ansiedad y el agotamiento emocional, así como nos da herramientas para paliar las dinámicas sociales que nos aíslan y fomentan la desconexión emocional.
Es así como desde la integración de este modelo, podemos nombrar numerosos beneficios para estar en la vida, algunos de ellos los nombramos a continuación:
Fomenta la reconexión con las emociones y el presente, promoviendo la consciencia plena de nuestros pensamientos, emociones y sensaciones corporales en el aquí y ahora, devolviendo la importancia al momento presente y paliando de esta forma el estrés de estar sumidos en una vida acelerada.

Alienta la autenticidad y anima a las personas a vivenciarse de una forma plena, integrando tanto sus luces como sus sombras. Esto cobra especial relevancia, en una sociedad que fomenta la competencia y la comparación.
Potencia la creación de relaciones más auténticas, poniendo conciencia a qué tipo de vínculos queremos construir en una sociedad que, en muchas ocasiones, nos aboca a conexiones superficiales o instrumentales. De esta forma, se hace hincapié en la importancia de promover la empatía, la comunicación genuina y la responsabilidad en las relaciones, para construir vínculos más significativos y recíprocos.
Exhorta al reconocimiento de las necesidades reales, ya que el consumismo nos empuja a adquirir bienes y servicios que muchas veces no necesitamos y es habitual que no dejemos un espacio interno para darnos cuenta que en repetidas ocasiones, estamos atendiendo a las necesidades dictadas por el mercado de consumo y desatendiendo las necesidades reales. Por lo que alentar, identificar y atender las necesidades internas reales supone un reto que merece la pena explorar.
Aviva el empoderamiento personal, fomentado la responsabilidad en la toma de decisiones y elecciones propias, dando sentido al camino que vamos construyendo, más allá de los roles impuestos y las exigencias externas.
Integra el cuerpo y la mente, devolviendo la atención al cuerpo como un espacio de sabiduría, permitiendo manejar mejor el estrés y pudiendo prevenir el agotamiento físico y mental, haciendo frente de esta forma a los requerimientos de un sistema capitalista, que nos degasta física y emocionalmente.
Reduce el aislamiento en una sociedad cada vez más polarizada, pudiendo dejar espacio para explorar la interdependencia, acompañando a reconocer la conexión con los otros y el impacto mutuo en sus entornos.
Como conclusión podemos afirmar que, la terapia Gestalt no solo tiene un impacto positivo en la persona, sino que también actúa como una herramienta para humanizar y resistir las dinámicas alienantes de nuestra sociedad.
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