Somos tribu, somos hermanas

Honrada de pertenecer

En pocas ocasiones he experimentado la intensidad y la potente vibración interna que me produce sentir la conexión de tribu con otras mujeres. Es algo muy especial, muy poderoso, esa mirada de igual a igual, de hermandad, sin juicios, de reconocimiento mutuo, de acogimiento. Desde ahí he sentido la fuerza de la unión y es muy poderosa.

Hay algo mágico y muy liberador en ese sentimiento de fraternidad, de igual, en esa mirada de complicidad algo se relaja, la armadura se cae. Que auténtico es cuando nos situamos en ese lugar, cuando dejamos caer todo lo que creemos que nos separa y podemos observarnos con una mirada limpia, cuando comprendemos y observamos que compartimos nuestro dolor, nuestras heridas, nuestro coraje, nuestra fuerza, nuestra alegría, nuestra ternura y vulnerabilidad, y sentimos que formamos parte de lo mismo, que seguramente nuestros sueños, anhelos, miedos e ilusiones, no son tan distintos.

Nosotras también tenemos la responsabilidad, formamos parte del patriarcado, pero podemos empezar por reconocernos mutuamente, por sonreírnos, por acompañarnos, por caminar juntas y no las unas contra las otras, dejar de competir entre nosotras, apartar la envidia, compartir los miedos. La posición opuesta no aporta nada, solamente nos aísla, nos hace daño, nos debilita y nos empequeñece frente al mundo.

Así que bajo esta mirada yo me comprometo a seguir avanzando, aunque a veces aparezcan todavía los viejos fantasmas, a poner consciencia en que mi mirada sea cada vez más limpia, a ir dejando caer las barreras que me separan de ti, a mostrarme más cercana, comprensiva, amorosa y leal, a mirarte sin juicios, ¿te apuntas?

Hay algo tan bonito, enriquecedor y extraordinario cuando nos situamos ahí… Me siento honrada de pertenecer.